Puede parecer una ironía de la vida, pero generalmente funciona así. Si estamos inmersos en un problema o situación problemática, tenemos que darnos cuenta de forma personal de la magnitud de la misma para poder encontrar opciones de solución. No valen consejos ni propuestas de otros si no somos nosotros mismos los que descubramos que algo no funciona o que no se llegará a ninguna parte. Si no ocurre de esta forma, no tendremos la capacidad de salir adelante, de volar, de darnos cuenta.
Llegar a conclusiones muchas veces es doloroso, sobretodo cuando se trata de situaciones que implican variedad de emociones: dolor, desamor, decepción, duelo, una ruptura, una elección, un "dejar ir". Sin embargo, es el camino más seguro para saber que hemos decidido correctamente. Aunque no seamos conscientes, el dolor nos ayudará a decidir y a aprender.
También debemos saber que nada es para siempre. Tocar fondo cuesta, pero en el momento que lo haces, tienes la opción de darte impulso con tus propios pies y volver a subir....tan alto que puedes desplegar tus alas para volar en el rumbo que tú quieras. Siempre podemos equivocarnos en nuestras decisiones, pero serán nuestras elecciones de vida... y no las de otros.
Volar es simplemente tener la libertad de elegir lo que tú quieras y ser responsable de tus propios actos.
Se tarda más tiempo en tocar fondo que en volver a volar.
CPaz Alza Millie
Psicóloga.
