Cada día, en cualquier momento y cualquier persona, estamos sujetos a padecer pensamientos no deseados, perturbadores y que pueden causar ansiedad o angustia. Estos son los llamados pensamientos contaminantes o intrusivos.
Estos pensamientos pueden ser imágenes, impulsos o ideas que surgen en nuestra cabeza y pueden resultar difíciles de controlar. Normalmente están relacionados con la emoción de EL MIEDO, por lo tanto suelen ser situaciones que aún no han llegado y creemos que van a salir mal: una entrevista de trabajo, iniciar una relación, una presentación en la universidad, conocer a la familia de tu pareja, etc, etc..
Aunque son pensamientos comunes y no necesariamente indican un problema significativo o de salud mental, sí pueden volverse problemáticos si se tornan persistentes y generan un sufrimiento significativo. Como la palabra lo dice, son pensamientos que contaminan nuestra tranquilidad cognitiva y están teñidos de antiguas experiencias, interpretaciones y creencias. Son pensamientos que cuando conseguimos analizarlos, nos damos cuenta que son exagerados o que su rumiación no nos llevará a ningún sitio.
Pero, cómo conseguimos reconocer estos pensamientos intrusivos?, cómo los distinguimos de los pensamientos reflexivos y constructivos?. Lo distinguiremos encontrando tres características que deben tener y que necesariamente se tienen que dar sin que falte ninguna (si el pensamiento no cumple las tres características, quiere decir que es un pensamiento real, de los buenos, de los reflexivos que nos ayudan a avanzar). Aquí te expongo las tres características:
1. Son pensamientos negativos, habitualmente son pensamientos que no nos favorecen porque vienen de la experiencia menos positiva. Suelen ser pensamientos que nos infravaloran o nos dejan en mala posición
2. Son pensamientos repetitivos que vienen a nuestra cabeza de forma persistente, más de 5 o 10 veces en poco tiempo. Solo vienen a contaminarnos y no llevan consigo una solución. Vienen y van, vienen y van.
3. Son pensamientos sin base que los sustente, porque han aparecido de la experiencia "pasada"y no de la reflexión "presente". Cuando los analizamos, nos damos cuenta que no hay una base real que los sustente.
La clave para bajar la intensidad del pensamiento contaminante está en analizarlo desde el presente, sin dejar que aparezca teñido de experiencias pasadas.
Ejemplo: "Seguro que mi entrevista saldrá mal y no me cogerán para el puesto": claramente existe un 50% de que no te cojan en la entrevista, pero también existe otra mitad donde sí hay posibilidades. Te han seleccionado, eres apta/o para el puesto y si se desarrolla bien la entrevista, nada te asegura que no te cojan, puede que sí como puede que no....solo hay que esperar y avanzar paso a paso. Cuando empieza a bajar la ansiedad del pensamiento contaminante, es cuando empiezo a conectarme al presente, comienzo a prepararme para el momento que vendrá con menos miedo y empiezo a tener confianza en esa mitad positiva que puede ser en mi beneficio. Que otras entrevistas de trabajo hayan salido mal, no significa que ésta también salga mal. Cada entrevista es una oportunidad única y diferente.
Gestiona tu miedo (que es futuro) y conéctate a soluciones reales (que es presente).
Un abrazo,
Carmen Paz Alza Millie
Psicóloga.