Si buscamos las condiciones ideales para realizar algo, nos daremos cuenta que ese momento con esas condiciones no existe, solo es algo que yo planifico en mi cabeza. El entorno y el día a día se encargan de decirme que todo está en continuo cambio y que un momento es ideal, sólo si yo lo decido así.
También decirte que las condiciones para iniciar algo, pueden inicialmente ser realmente adversas, pero si nos ponemos en acción haremos que ese momento se amolde a nuestras circunstancias y conseguir con aproximaciones sucesivas nuestro objetivo. En la foto puedes ver una hermosa flor creciendo en un seco pavimento. La flor se ha adaptado a las condiciones adversas, pero nos está mostrando que "siempre se puede".
Analizar mis condiciones de forma muy consciente y realista me ayudará a decidir en la toma de decisiones. Un ejemplo: puedo creer que no tengo dinero como para planificar un viaje. Primero, debo definir cuál es mi objetivo a conseguir y saber también si estoy dispuesto a variarlo un poco ajustándolo a mi situación. Puedo querer dar la vuelta al mundo viajando y ese ser mi objetivo, pero mis circunstancias me demostrarán que sí puedo viajar, pero tal vez adaptándome por el momento, solo a hacer turismo nacional. Es un ejemplo muy general y tal vez frívolo, pero es una forma de actuar que se puede aplicar a cualquier situación siguiendo unos pasos generales:
- Defino mi objetivo principal
-Defino objetivos secundarios que me pueden ayudar a acercarme al objetivo diana
-Defino con papel y lápiz mis circunstancias actuales (emocionales, económicas, circunstanciales, laborales, etc.)
- Valoro la relación entre mis objetivos y mis circunstancias.
- Decido, con la convicción de que siempre es posible hacer o acercarme lo máximo posible a mis objetivos.
- Disfruto de mi decisión.
Carmen Paz Alza Millie
Psicóloga