Seguramente alguna vez han pasado frases como éstas por tu cabeza: "quiero ser libre", "ojalá no me importara tanto lo que dicen, "quisiera que nada me importara", "por qué me siento tan prisionera/o". Puedes hacer el ejercicio de recordar cuándo fue la última vez que te sentiste realmente libre...lamentablemente siempre hay algún hecho que seguro no te ha dejado ser libre completamente. Esa sensación de libertad es muy difícil de sentir, difícil llegar a ella, pero siempre debemos intentar conseguirla a pesar de las circunstancias que se esté viviendo.
Es increíble sentir que muchas veces somos más prisioneros de nuestras circunstancias que cualquier persona encadenada o encarcelada. Nos encadenamos a situaciones, personas, cosas materiales y no somos conscientes de cuánto van pesando esas cadenas. Somos el resultado de una sociedad que nos impone cosas que muchas veces no deseamos, pero por el temor a la reacción, al que dirán, a las propias costumbres que nos han inculcado desde pequeños y a la debilidad por nuestra parte, caemos en esas ataduras que poco a poco vamos interiorizando en nuestro ser y en nuestra vida.
Es importante saber que la libertad o sentirte libre, es un constructo mental. Muchas veces no solo dependerá de tu situación externa, sino de las mismas cadenas psicológicas que tú te impongas. Hay un cuento por ahí que se llama " el elefante encadenado" y justamente nos cuenta una historia preciosa sobre las cadenas que nos auto imponemos. No somos conscientes cómo a lo largo de nuestra vida nos vamos encadenando a situaciones, personas, objetos, relaciones y muchas veces no es lo que deseamos: trabajos poco motivadores, amigos que nos han elegido, obligaciones que nos imponemos, responsabilidades que no nos corresponden, y así, una larga lista de situaciones que nos encadenan.
Dicho ésto, la solución parece sencilla con los siguientes pasos:
-Sería fácil hacer una lista de todas las cosas que quisiéramos cambiar, que nos encadenan y que nos hacen sentir como un prisionero en libertad. Por ejemplo, obligaciones familiares, amistades obligadas, amistades por
costumbre, amistades por imposición, reuniones familiares
displacenteras, compromisos sociales por imagen, conductas concretas
para complacer a pareja sin pensar en tu bienestar, decisiones,
trabajos, entorno, y una larga lista que para cada persona sería
diferente. Son conductas que tenemos y en el fondo no nos gustan, nos hacen sentir obligados, poco libres y no ser nosotros mismos.
-Después tendríamos que analizar cuáles de esas situaciones son susceptibles de cambio y pensar en cuáles serían las posibles soluciones. Hago una lista con la situación paralizante y al lado escribo el posible cambio que podría tener. Así con cada una de las situaciones susceptibles de cambio.
- Intentaría formar un plan de acción para abordar esas situaciones que sí es posible cambiar y pasaría directamente a la acción. Por ejemplo, una de las "obligaciones" más molestas que suelo escuchar en consulta y con bastante culpa es por ejemplo, tener la obligación de llamar cada día a determinado familiar para saber cómo ha pasado el día (una madre, un padre, una tía, un vecino, etc.). Si esta situación te genera incomodidad, falta de libertad, pasa a la acción, verbaliza o escribe la situación en sí y después genera un plan de acción: pasa de llamar cada día de la semana, a llamar solo 4. Prueba y si con ese cambio es suficiente para tu bienestar, habrás acertado y si no, deberás seguir probando con otros planes de acción.
-Después debo pensar en las situaciones que no pueden cambiar en la realidad y pensar en qué puedo hacer para que fueran menos inmovilizantes. Como hemos dicho antes, la libertad es un constructo mental. Cuando una situación no tiene solución y estoy obligadamente atada/o, puedo manejar ese constructo a mi favor. Te voy a poner un ejemplo: un preso en una cárcel maneja su constructo de encarcelamiento/libertad leyendo mucho. Así puede liberarse de las cadenas físicas que le atan, puede volar, trasladarse, transformarse, puede vivir a través de las palabras que le ofrecen otros. En tu propia realidad, puede que estés viviendo una situación personal que no te permite ser más libre, pero seguro que puedes transformarla de alguna manera a tu favor. Es muy importante reconocer las situaciones que te hacen sentir poco libres, en el momento que las reconoces, pierden la mitad de su peso.
No es fácil soltarse de las cadenas, no es fácil actuar de una forma completamente distinta a como estamos acostumbrados o nos han enseñado, pero realmente vale la pena intentarlo. Ganarás en bienestar, te sentirás más ligero, más motivado, tomarás las riendas de tu vida y por fin empezarás a ser y a actuar como a ti te gusta y deseas.
Existen también técnicas psicológicas que te pueden ayudar a lograr ese cambio en tu realidad, pero eso será tema para otro día. Puedes visitar también www.gimnasiodepsicologia.wordpress.com
Carmen Paz Alza Millie
Psicóloga