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lunes, 23 de noviembre de 2020

MIEDO AL MIEDO

                         Tengo miedo a: afrontémoslo y superémoslo (y no nos escapemos) para  sentirnos más seguros

Para avanzar, aprender y tener plena conexión con mi vida, es necesario no tener miedo paralizante hacia ciertas situaciones o personas. El MIEDO AL MIEDO es un estado emocional que me frena y no me permite avanzar.

Como ya sabemos, el miedo es una emoción básica, que siempre nos acompaña en mayor o menor medida. No tener miedo a nada o llevar el miedo a extremos, son dos situaciones que volverán nuestra vida poco funcional. En un extremo, si no tenemos nada de miedo, esto nos puede dejar expuestos a situaciones peligrosas o negativas y en el otro extremo, si tenemos miedo terrorífico, nos puede bloquear o hacer que evitemos una situación determinada o que nos quedemos totalmente paralizados.

Imagina ahora que todo eso lo duplicamos, es decir, empezamos a tener miedo de tener miedo, a tener temor a una situación que indudablemente sabemos nos hará sentir sin fuerzas. Será una paralización total, un bloqueo o congelación cognitiva y física que hará que "NO SUCEDA NADA", ni bueno, ni malo, porque estaré totalmente congelad@, bloquead@, o porque sencillamente huiré y no enfrentaré nada.

El miedo al miedo es un no avanzar, no enfrentar, no fluir, es tener una sensación por duplicado de que algo va a salir mal.

¿Qué hacer ante esta situación?

Aquí tendremos un doble trabajo, primero vencer el primer miedo, y luego vencer el segundo. Ambos, podremos atacarlos de la siguiente forma:

-    Eliminando mis pensamientos contaminantes. Recuerda que sus características para reconocerlos son: su negatividad, son muy repetitivos y no tienen base cognitiva que los sustente.

-    Eliminar mis pensamientos catastrofistas: saber que estos pensamientos también son contaminantes. Preguntarme ¿qué me lleva a concluir que esto saldrá de esta forma? ¿en otras situaciones parecidas he tenido estos resultados que estoy anticipando?

-    Cambiar mis  creencias, sobretodo las limitantes, las que me llevan a pensar que las cosas no son posibles, que no hay que intentarlo, que todo saldrá mal porque así está escrito en mi educación, mi entorno y mis valores. Todo eso, debo sustituirlo por creencias positivas, abundantes, creencias que me dotan de capacidad para vencer todo lo que se pueda cruzar en mi camino.

-    Ponerme en el peor de los escenarios será una forma de liberarme de cierta carga, por ejemplo, lo peor de una entrevista laboral es que no me contraten, lo peor de ir a ver los resultados de un examen es que tenga que seguir un tratamiento para la dolencia x, lo peor de atreverme a hablarle a este chico es que no me haga caso, y así una larga lista de ejemplos.

-    Valorar todas las posibilidades intermedias después de haberme puesto en el peor escenario. Las posibilidades son muy variadas y excepto la peor, todas tienen algo de positivo, por lo que merece la pena intentarlo.

-    Saber que solo soy responsable de un 50% de cada situación, el otro 50% corresponde al entorno, otras personas o a las circunstancias externas a mí. En la mitad externa a mí, yo no puedo ejercer ningún control e intentar hacerlo es alejarnos de la realidad y agotarnos intentando manejar algo que no me corresponde.

-    Sentir que yo y solo yo tengo el poder de liberarme del miedo. Soy dueñ@ de mis pensamientos, de mis emociones y de mi conducta, pero sobretodo, dueñ@ de mis pensamientos, ya que si consigo cambiar mis creencias y mis limitaciones, conseguiré variar poco a poco mis emociones y mi conducta.


Carmen Paz Alza Millie.

Psicóloga.