Cuando queremos o amamos, a veces caemos en el error de pedir lo mismo a cambio, o simplemente de esperar en la misma medida en la que damos. Esperar ese retorno puede llenarnos de frustración y tristeza. Pero de forma mucho más concreta en esa situación de querer, a veces pedimos que nos demuestren ese amor, que nos abracen, nos besen, nos digan, nos hagan. No nos damos cuenta como poco a poco comenzamos a mendigar amor.
Es una situación triste, poco sana para nuestra emocionalidad y seguro que todos hemos pasado por una situación de este estilo con una u otra persona (apliquese a parejas, amigos, hijos, padres, etc).
- ya no me besas
- ya no me abrazas
- parece que ya no me quieres
- antes me demostrabas más tu amor
- cuando eras pequeñito parecía que me querías más
- etc.
Debemos entender que el amor se alimenta de libertad. Mendigar besos y abrazos lo único que hará es forzar a la otra persona a que lo haga sin realmente sentirlo o por lo menos en esa circunstancia. Deja libertad al otro para que te demuestre lo que siente y si eso no sucede o deja de ocurrir, algo te está queriendo decir, tal vez algo ha cambiado, tal vez los sentimientos ya no son los mismos, quizás sea un momento de replantearse alguna situación.
El cuerpo y sus demostraciones son una forma de comunicar. Hoy solo nos estamos refiriendo a los besos y a los abrazos, pero entendemos que dependiendo de cada circunstancia, las demostraciones de amor varían. Pero es importante saber que las demostraciones de amor no necesitan de palabras. Un simple abrazo te puede hacer sentir lo que ningún discurso de amor podría llegar a tu interior. Lo que nos cuesta entender es que esas demostraciones no se solicitan, no se piden. Surgen. Nacen. Son espontáneas. No pasan por el pensamiento, pasan por la emoción y la demostración. Cuando no ocurre de forma espontánea, solemos resistirnos a comprender la situaciones porque nos duele.
Aceptar cada situación, no esperar nada y soltar lo que no puedo obligar ni retener, es una forma sana de quererte a tí mism@ y valorarte para que otros también lo hagan.
Hay personas que continuamente exigen demostraciones de amor, que estén pendientes de ell@s, que de forma constante estés manifestando cuánto es el amor que sientes y eso es querer tener el control de las emociones del otro. Esas personas, a parte de tener poca seguridad en ellos mismos, auto estima baja y un deseo de control sobre su entorno (tres características que se solapan), tal vez no han experimentado de forma real abrazos sinceros, besos espontáneos. Cuando las demostraciones de amor llegan en libertad, ves la diferencia, sientes distinto, tu piel y tu cuerpo lo notan, tus sensaciones son únicas y la satisfacción de sentirte querid@ o amad@ empieza a tener sentido.
He querido poner esta foto con mis dos pequeños de casa, ellos son auténticos, no falsean, no interpretan, no se obligan. Estar con ellos y sentir sus abrazos y sus besos es la demostración de amor más real que pueda existir. Y ese es mi punto de referencia para otros besos y abrazos, sean fraternales, de amor o de amistad. Se siente la diferencia entre la libertad y la obligación. No hay duda. Mendigar besos y abrazos no tiene sentido, para qué!!! ...si siempre hay personas a tu alrededor que te los darán sin pedir nada a cambio, de forma espontánea y desbordados de sinceridad, amor y cariño. No mendigues más!!, porque te mereces las demostraciones de amor auténticas. En una situación extrema, si no tienes posibilidades de besos y abrazos de verdad, no olvides que "es mejor estar sol@ que mal acompañad@". Cuando menos lo esperes, recibirás un abrazo o un beso que te hará ver la diferencia entre la demostración obligada y la demostración libre.
Un abrazo.
Carmen Paz Alza Millie.
Psicóloga